Hacía días que me apetecía hacer migas y qué mejor ocasión que la petición de una bloguera de pro, residente en Vancouver, que me propuso hace unos días escribir un post de invitado (estelar, claro está) para su blog mientras ella se marcha de vacaciones, la muy sinvergüenza... La criatura en cuestión se llama Mel y es una chica muy simpática con un blog muy interesante. Ella quería un plato familiar y tradicional español, así que su petición me vino como pedrada a ojo de boticario.
Yo aprendí a hacer migas de mi abuela María. Mi abuela paterna vivió con mi familia hasta su muerte, hace ya más de 20 años. Era buena cocinera y hacía unas rosquillas de rechupete, de las cuales, desgraciadamente, no tengo la receta. Había nacido en Filipinas, pues su padre era militar en la entonces colonia española, pero volvió a España cuando era muy pequeña, cuando precisamente "los últimos de Filipinas" tuvieron que regresar de ultramar. En pocos años tuvo la mala fortuna de perder a sus padres y acabó entrando en un internado religioso para huérfanas en Aranjuez, donde permaneció hasta que tuvo 18 años. En la foto mi abuela es la niña rubia que agarra la muñeca como si se la fueran a quitar... ¿a que era mona? Me pregunto dónde aprendería a hacer migas...
Por lo poco que yo sé existen dos tipos fundamentales de migas: las migas "desmigadas" y las migas "cortadas". Las que yo llamo cortadas son fundamentalmente taquitos de pan, dicen los cánones que del tamaño de un garbanzo. Por contra las desmigadas se hacen sencillamente desmigajando el pan a mano. Mi abuela hacía las del tipo de taquitos cortados. En el extracto que incluyo a continuación de un libro del autor manchego Francisco García Pavón, Vendimiario de Plinio, se detalla su preparación:
El hacer las migas con que se desayunan los labradores manchegos, especialmente en la vendimia, tiene su rito y su mecánica. El mayoral que no es un buen miguero baja mucho de categoría. Y Zullo, por su parte, entre otras cosas estaba considerado mayoral de mayorales. (...) Puesto medio pan sobre los muslos, encima del colgadero de la alforja, como se dijo. A ras del dedo índice de la mano izquierda, que retrocedía centímetro a centímetro, daba en el pan cortes largos y rápidos. Cuando toda la anchura de la miga estuvo llena de rajas verticales, equidistantes, hizo unas transversales para sacar los cuadraditos de miga y corteza, las migas, que caían a la tela de la entrealforja y luego volcaba en la alforja vacía.
Yo no lo podría explicar mejor. Encuentro que para estas migas es ideal un pan candeal, de miga recia y bien apretada, nada de las flojedades de baguettes y chapatas que privan ahora. Ya sabéis que lo suyo es utilizar pan un poco duro. Es un plato de aprovechamiento, ideal para la crisis. Y recio... y bestia... y megacalórico... y no pienso disculparme por ello. Las cantidades yo las pongo bastante a ojo, pero intentaré acotar un poco:
Migas de mi abuela
- 1 hogaza de pan candeal
- 1 cucharadita de sal
- 2 cucharaditas de pimentón dulce
- 4 ajos
- 2 chorizos de freír
- 2 cucharadas de taquitos de jamón
- 1 puñado de torreznos
- Aceite para freír
De modo que se toma un buen pan de pueblo del día anterior, candeal a ser posible, y se convierte en cuadraditos. Yo nunca consigo hacerlos tan pequeños como un garbanzo, no soy una buena miguera. Pero me apaño. Se van poniendo los cuadraditos en una ensaladera y, una vez conseguida la cantidad de migas deseada, se rocían con agua para humedecerlos, pero sin que se empapen. Se trata de que las migas, que están más bien secas, se revengan un poquejo con la humedad. Se espolvorea la sal y se revuelve todo para que se mezcle bien. Se hace lo mismo con el pimentón. Se tapa con un paño húmedo y se deja reposar toda la noche.
Que por cierto, recuerdo una comida familiar hace algunos años, con toda mi familia política de invitados, en la que preparé unas migas y un rico estofado estilo gulash. Ambos dos llevaban pimentón, el problema fue que confundí el pimentón picante con el dulce... ejem. Esto me permitió comprobar en vivo y en directo la excelente educación de esta familia... aún me hablan, oyes. Y eso que se quedaron sin lengua.
Al día siguiente, a la hora de comerlas, se fríen unos ajos sin pelar y cortados por la mitad en unas 6 cucharadas de aceite (mejor que sobre, las migas empapan mucho y, si no es así, quedan secas), hasta que estén bien tostaditos. Se sacan y se desechan, se trata de que den sabor al aceite. Se añaden los embutidos, el chorizo destripado y el jamón y los torreznos en trocitos. Se refríen y cuando comienzan a estar listos se vuelcan las migas de golpe. Se vuelven y revuelven para que se impregnen bien del aceite, comenzarán a coger un rico tono rojizo por el pimentón y por la grasilla del chorizo. Deben quedar tostaditas por fuera, no quemadas, y jugosas por dentro, ¡ahí está la clave, hijos míos!
Se sirven en una fuente de barro, bien calentitas, y se reparten con cuchara de palo... es que queda más racial. Mi abuela no lo hacía así, pero se pueden añadir uvas, con lo que entonces son migas de vendimia. Me encanta la combinación de la rudeza de las migas con el dulzor de las uvas. Otro día tengo que probar a añadir granada, no sé si se hará en algún rincón miguero... pero pienso que puede dar un resultado excelente. Y también se pueden servir las migas en pequeños cacharritos, como aperitivo o tapita... ñam.
Y también mando este artículo al HEMC de este mes, comidas de mi pueblo, organizado por la Sra. Erika de La Ventolera.
Pues si vas friendo un par de huevos con su encajito y su yemita bien flojita, yo pongo el vino y vamonos que nos vamos!
ResponderEliminarMi familia es manchega y hacen muy bien las migas. Lo bueno que tienen además es que combinan con todo. Sardinas, uvas, chocolate.... Uf, qué rico, madre, madre...
Besitos sin gluten.
Me vuelven loca las migas. Cuando viajo por España, por donde sea, siempre procuro probar las migas de todas partes.
ResponderEliminarY nunca las había visto en taquitos. Siempre la he comido desmigadas, ó de harina como las que se hacen aquí en Nerja.
Me ha encantado tu receta, que pienso probar y la foto de familia también, yo tengo unas cuantas parecidas....
Un saludo, Begoña
Que rico!!, todo bien explicado y la foto de la abuelita me encantó :)
ResponderEliminarQue lindo recuerdo de tu abuela.
Saludos
Gaby
ÑAM! Qué bonito post! Las de mi abuela son desmigadas, y en Badajoz son desayuno obligado en invierno, con una taza de chocolate o café bien caliente. A mí no me salen del todo bien, pero seguiré practicando a costa de mi salud.
ResponderEliminarB*
No las he probado nunca las migas, y es uno de aquellos platos que tengo unas ganas locas de catarlos!!! Me encantó tu maravilloso post, eres genial.
ResponderEliminarEs una de mis asignaturas pendientes: aprender a hacer migas. Mira que es un plato sencillo y rico pero tiene su puntejo...
ResponderEliminarTe juro que en mi familia gustan tanto que a veces, en vez de nécoras, besugo o cordero, hemos comido migas en las celebraciones navideñas. Es un vicio... Con sus pimientitos fritos, sus ajitos... Aunque las que hacen en mi casa tienen una forma como más globulosa.
Incluso hay quien las toma con chocolate para desayunar...
Qué vicios, por dios.
Sra. Mª Luisa: a mí también me encantan con huevos fritos, son lo más!
ResponderEliminarSra. Begoña: a mí me encantan y también he probado las de Almería, que son de harina. Me gustan de cualquier manera!
Sra. Gabriela: gracias, Gaby!
Sra. Epa: sí, creo que las desmigadas son más habituales.
Sres. Cuiners: anda, pues seguro que os gustan. Gracias!
Sra. Morgana: pues nada, ya no tienes excusa para no hacerlas... y me parece que en tu familia sois muy sensatos, donde estén unas migas que se quiten los langostinos... hombreya.
Que divertido debe ser comer migas. En mi país no existe nada parecido a eso. Me gustó mucho la foto familiar, aunque la historia de tu abuela es bastante triste.
ResponderEliminarLa receta está super
Gracias por tu aporte
Cariños
Una receta super sabrosa! Con granada debe ser una especie de lujuria gustativa. Me encantan tus historias.
ResponderEliminarBesos!
Esta cae fijo!!! a mi como q no....pero para mi maridinnnnn se pondra las botas!!!!
ResponderEliminarYa te contare cuando me decida....besicos gordos desde Zaragozza!!!!
¡Que maravilla de migas!
ResponderEliminarNo te lo vas a creer pero este viernes que viene había quedado con una amiga de Badajoz para que me enseñara a hacer migas... pensaba grabar un video y colgarlo en el blog... Ella las hace solo con el pan, ajo, aceite y pelín de agua. Creo que aún son más humildes que las tuyas, no? ;D
Cuando suba el post, pondré un link a las tuyas, ok?
Vi que Mel también había contado contigo :D. Que casualidad haber coincidido allí también.
En fin, que esto ya va pareciendo una carta a los coríntios, así que hasta la próxima.
Besos
qué buenísima pinta tienen!!!
ResponderEliminarahora mismo me voy al super a comprar lo que me hace falta! tengo que probarlas!!
bueno, primero voy a cotillear un poco en tu blog, que me ha encantadoooooooooooooooooooooo
ainss, qué rico todo!!
besotes
Bueno tengo que decirte que yo soy Manchega y estas migas tuya en mi pueblo que si es la Mancha les yamamos tostones y no migas como tu dices las migas manchegas son mas menuditas y no se les pone pimentón no se de que parte eres tu de la mancha, la Mancha es Ciudad Real y dentro de Ciudad Real no todos los pueblos son manchegos por si no lo saves yo no tengo blog por eso te escribo como anonimo Paqui Sillero
ResponderEliminarse me pasaba lo del pan el pan que as puesto es pan blanco, y el pan que se utiliza para las migas Manchegas es pan Moreno, Paqui Sillero
ResponderEliminarSra. Erika: gracias!
ResponderEliminarSra. Pilar: gracias!
Sra. Anica: besos!
Sra. Nùria: gracias, mil! Besos
Sra. Fargopatt: gracias!
Sra. Paqui: gracias por la info, pero yo no digo en ningún sitio que estas migas que yo hago sean manchegas, simplemente son las que hacía mi abuela (ya digo que no sé dónde las aprendió ella) y cito el libro de García Pavón, que casualmente era manchego, porque las corta de la misma manera.
Gracias por esta historia, es genial y, de la forma de hacer las migas te diré que mi mamá las hacía igual pero siempre con uvas.
ResponderEliminarQuerida Paqui Sillero: lamento que tu comentario sea un poco agrio, te diré que "La Mancha" con mayúscula es muy grande y no se circunscribe únicamente a la provincia de Ciudad Real.
Mi mamá era de Daimiel, yo también soy manchega, pero "La Mancha" abarca la provincia de Albacete y parte de la de Toledo.
Gracias por dejarme participar aunque sea tan tarde