A veces, cuando voy a una tienda y veo alguna materia prima que me llama la atención, la compro aunque no sepa qué voy a hacer con ella... ya sé, no es muy buena idea, puede acabar en la basura. El sábado pasado al entrar en mi frutería favorita divisé unas preciosas ciruelas rojas... no me gustan mucho las ciruelas en crudo, pero eran tan rojas, tan redonditas, tan monas con sus ojitos de ciruela que me miraban... diciendo: ¡tómanos! Ay, quién podía resistirse a tanta inconsciencia. Así que me las llevé mientras pensaba por el camino qué narices podía hacer con ellas. Decidí no complicarme la vida y hacer una simple mermelada/compota/dulce para acompañar el queso fresco que tomo en el desayuno.
Mermelada/dulce/compota de ciruelas rojas
- 1 kg de ciruelas
- 100 g de fructosa (esto se debe ajustar al gusto, a mí no me gusta que esté muy dulce)
- 1 cucharada de pectina
Estas ciruelas hay que pelarlas, porque su piel es bastante amarga. Se pelan, se cortan por la mitad y se les quita el hueso. Se ponen en una cazuela esmaltada con la fructosa o con azúcar si lo preferís, en cuyo caso hay que ajustar la cantidad (yo uso una proporción de 60/100, fructosa/azúcar).
Se cuecen a fuego medio hasta que se vea que empieza a espesar, un poco a gusto del consumidor. Entonces se apaga el fuego y se añade la cucharada de pectina. No tenía intención de pasar la mezcla por la batidora, pero tuve que hacerlo porque la pectina me hizo unos estupendos grumos que no estaba dispuesta a deshacer uno a uno. Se vierte la mezcla caliente en un frasco esterilizado (una media hora sumergido en agua hirviendo, con un paño en el fondo de la cazuela para que no se rompa el frasco, incluso hay quien dice que es suficiente con lavar el frasco en el lavavajillas), se tapa bien y se pone el frasco a enfriar boca abajo. Esto creo que es para evitar la condensación en la tapa, pero no recuerdo por qué y no he encontrado de donde saqué esta idea.
Hoy he desayunado este dulce de ciruelas con mi queso fresco de todos los días, en la terraza...
Hoy hace un tiempo agradable.
Ni el frío ni el calor lo perturban.
Las nubes lavan el polvo reclinado en las rosas.
El ruiseñor pide a las flores que beban vino.
Omar Khayyam
Hola! jeje, a mí también me "miran" las cosas en las tiendas, y acabo con la despensa llena de ingredientes esperando a que aparezca la receta que los reclame (lo último, anís estrellado). La combinación de quesito y compota, inmejorable para un desayuno.
ResponderEliminarMe encanta el blog, te visitaré a menudo :)
B*
Ya veo que no soy la única que compra por impulso y luego no sabe qué hacer con la compra.
ResponderEliminarPero gracias a eso tengo de to: dulce de leche, fécula de patata, harina de maíz para arepas???, salsa de mango, salsa de menta, taquitos de atún para ensalada, sobrecitos gasificantes de Mercadona, pasas, dátiles...je, je... es que veo mi nevera y mi despensa y me entra la risa.
Esperanza.
Señora Epa: Bienvenida y el anís estrellado creo que solo lo he usado para añadírselo a una lombarda braseada, estaba muy rica... XD
ResponderEliminarSeñora Anta: Me parto, yo también tengo harina para arepas... sin comentarios, y la última sandez que me compré es salsa Worcestershire, que usé para una receta nueva de salsa boloñesa... creo que esto es incurable.
¡Qué color! no me extraña que te miraran y no pudieras resistirte.
ResponderEliminarSeñora Guru: Sí y lo bueno es que la compota queda de ese mismo rojo subido, preciosa!
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