El caso es que los tales cursos los impartía una pareja muy simpática, Gabi y David, cuyo objetivo era enseñarnos a preparar tartas y chocolates sin cocinar, todo crudo y sin apenas calentar. En definitiva, que estos chicos son lo que se llama crudiveganos. Pues los cursos resultaron muy curiosos, preparamos bases de tartas hechas solo con frutos secos y algún otro ingrediente, como aceite de coco, salsas dulces con base de anacardos triturados, rellenos de tartas con zanahorias y sésamo, endulzamos única y exclusivamente con sirope de ágave, hicimos mousse de chocolate con base de aguacate... en fin, usos curiosos y nuevos para alimentos conocidos, pero también alimentos que no había probado jamás, como la harina de algarroba. Y todo con materias primas ecológicas, ya que estos chicos abogan por los ingredientes naturales en su estado más natural, sin tratar y sin procesar de ninguna manera, incluso prefieren el cacao sin tostar. No se puede negar que si el objetivo es tomar los alimentos con los nutrientes en su estado puro, esa es la manera. Los crudiveganos defienden que así se aprovechan las cualidades de los alimentos y que es lo mejor para la salud. No creo que esto se pueda rebatir, tiene lógica ¿no? Otra cosa es que nos guste todo crudo, desde luego que no estamos educados para eso. Aunque este movimiento sostiene que esta es la dieta idónea para los humanos, la dieta primigenia que seguíamos cuando vivíamos en los bosques y solo nos alimentábamos de los productos de la tierra, la única a la que el cuerpo humano está perfectamente adaptado desde el punto de vista evolutivo.
No tengo ninguna foto porque en la escuela no me apañé para sacar ninguna decente (aún no me he hecho con la cámara, tiene mucha personalidad ella) y en mi casa las tartitas, chocolates y demás no duraron mucho... ejem. Incluso a mi hijo mayor le gustaron las trufas de aguacate, trigo sarraceno y harina de algarroba... Si llego a decirle lo que llevaban, muere. Ays, si es que a los niños no hay más remedio que mentirles de vez en cuando.
Y os preguntaréis: ¿A qué c... viene la foto de los guisantes? Pues a que en materia de guisantes soy completamente crudivegana, me encantan crudos, recién salidos de la vainita, como me enseñó mi madre. Y si los probáis, unos de buena calidad, claro está, me daréis la razón. Como tomar capsulitas de naturaleza. Venga, ¿a qué estáis esperando?
Cuando era pequeña mi madre los desgranaba y yo me los comia, eran una delicia...
ResponderEliminarNunca he tenido la paciencia de hacerlos.
Besos
Me pasa lo mismo, creo que he probado todo las verduras en estado crudo, menos las judias porsupuesto. Los gisantes crudos son deliciosas. Comer todo crudo aprendi de niña.Felicidades, tienes un blog estupendo. Un beso
ResponderEliminarYo a mi hijo le miento constantemente…nada de lo que cocino lleva cebolla, je je…si él supiera…Bss
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