Ensalada de alubias con salmón ahumado

Citando a los clásicos:

"...hace calor debajo de la higuera, hace calor, pregúntale a quien quieras, pregúntalo".

No soy original (¿lo soy alguna vez?) con mi propuesta de hoy, pero es que con este tiempo no apetece pensar y tampoco tomar nada ni medianamente templado. No hablemos ya de encender el horno, que llevo varios días con ganas de hacer pan y no me pongo porque a mí por encima de 32 ºC en la cocina se me gripan las neuronas. Y tampoco hablemos de recetas laboriosas... estoy por el mínimo esfuerzo estos días. Por otro lado, es una estupenda forma de tomar legumbres, porque ahora no apetece precisamente un guisote caliente repleto de chacinas...


De modo que una receta fácil y de toda la vida para hoy, aunque un poco "tuneada", que además me sirve para probar las alubias "cena del cura" que compré en Asturias. Sí, me vine cargada de fabas asturianas y garbanzos lebaniegos. Hay que aprovisionarse para el otoño y el invierno, hombre. He buscado información en la red sobre estas pequeñas alubias de color amarillo, pero poco he encontrado, al menos bajo esta denominación tan graciosa. Si hay alguien ahí fuera que me pueda iluminar, que se manifieste.

Ensalada de alubias con salmón ahumado

• 100 g de alubias
• 100 g de buen salmón ahumado
  
• 1 cucharada de miel
• 2 cucharaditas de mostaza (yo puse de Dijon)
• 2 cucharadas de vinagre balsámico
• 1/2 vaso de aceite de oliva virgen
• Sal al gusto

Me apetecía hacerme la original y no acompañar las alubias con una vinagreta clásica, ya sabéis, de aceite, vinagre, pimientito, etc., así que busqué algo un poco distinto, que encontré aquí. Me gusta mucho el toque agridulce de las vinagretas de mostaza. En el caso concreto que nos ocupa, la vinagreta me pareció deliciosa, a pesar del color enfermo que adopta la mezcla del marrón del vinagre balsámico con el amarillo de la mostaza... ejem. En serio, sale tan fea que ni siquiera me he atrevido a hacerle una foto, no fuerais a creer que le he echado aceite de moto a la ensalada. Ojo, que la cantidad de vinagreta que sale con estas cantidades da para bastante más que las dos raciones de alubias que he puesto, por tanto, la podéis reducir.



Pues se hierven las alubias como es costumbre, con un par de ajitos y una hoja de laurel, el tiempo que sea menester hasta que estén tiernas. Se dejan enfriar mientras se prepara la vinagreta. Se mezclan todos los ingredientes menos la sal y se baten bien, hasta que quede todo bien amalgamado con el aceite. Me divierte la consistencia un pelín "mayonesosa" que adoptan las vinagretas de mostaza. Por último se añade la sal con cuidadito, probando para ajustar al gusto del consumidor. El colorcillo y el dulzor de la vinagreta añadidos a las judías me recuerdan a las ínclitas "baked beans" británicas, pero en mejor. Es una pena que las alubias no conserven ese gracioso color amarillo que tienen en crudo.

Pero... lo que más ilusión me ha hecho de todo este platillo: usar mis recién adquiridos aros para emplatar... ¡oooooh! Qué cosa más bonita, oyes. Se mezclan en un cuenco las alubias con la vinagreta y se revuelven bien. Se pone el arito sobre el plato (yo lo aceité por dentro, no sé si es necesario) y, ay, qué emoción, se "escudillan", como dicen los profesionales, unas cucharadas de las judías envinagretadas. Encima se coloca el salmón en trozos al gusto, se compacta un pelín el conjunto, se quita el aro... !et voilà! Si es que yo soy feliz con cualquier cosa.